Jose Murugarren recoge en este volumen un conjunto de obituarios en los que, según nos dice en la introducción, nos recuerda que «a fuerza de vivir olvidamos que detrás de una esquina esto que tenemos entre manos se acaba. Vivimos como si la muerte no existiera y ese olvido voluntario hace que cuando el anuncio de una grave enfermedad sobrevuela nuestro entorno la noticia provoque el pánico. En nuestra sociedad la muerte tiene mala reputación. Pocos hablan de ella, se evita incluso en el momento en que su amenaza es directa. Somos frágiles pero en esa debilidad decidimos revestirnos de una coraza y queremos creer que la medicina y los servicios sanitarios lo pueden todo. No se acepta que la muerte llega. Siquiera por la experiencia de quienes nos precedieron deberíamos aprender que cuando se echa la vista atrás por muy atrás que se eche nadie ha encontrado nunca testigos que puedan hacernos concebir una expectativa distinta».