«En su primer poemario, Aquaonírico, el autor nos acercó a uno de los cuatro elementos de la naturaleza: el agua.
Ahora sus haikus nos llevan unas veces al agua, pero también al viento, a la tierra. Volamos con el azor sobre las rocas pálidas, seguimos las huellas de la zancuda junto al remanso, nos conmueve el planear de la lechuza, aplaudimos la huida del periquito…
En definitiva, una delicia leer los haiku-pájaro de Carlos Sendar. Espero que disfrutéis tanto como yo con su lectura».